El Instituto de Estudios Ceutíes ha concedido una ayuda a la investigación para el proyecto presentado por el sociólogo ceutí José M. Cantón Galvéz y la médico Ana Pérez Rivas, sobre la incidencia de la gripe española en la mortandad registrada en la Ciudad, durante el periodo 1918-19.
El Proyecto:
Título: La incidencia de la gripe de 1918-1919 en Ceuta: la primera crisis epidémica moderna de la ciudad.
Este proyecto tratará de conocer en profundidad una de las peores crisis de mortalidad en la ciudad de Ceuta provocada por el virus de la “grippe”. Para ello revisaremos los trabajos realizados en España sobre esta epidemia, las condiciones higiénico- sanitarias de la ciudad en aquel momento, la incidencia en la mortalidad entre 1918 y 1919, así como las medidas adoptadas por el Ayuntamiento de Ceuta durante aquel periodo.
Directores del proyecto: José Miguel Cantón Gálvez y Ana Isabel Pérez Rivas.
Resumen:
En 2018 se cumplirán 100 años de la primera epidemia de gripe de la Ceuta urbana y moderna. Hasta entonces ya se habían registrado en la ciudad otras epidemias a finales del siglo XIX, como la de cólera, difteria, tifus e incluso gripe, pero no es hasta principios del siglo XX, con la construcción del puerto, la inauguración de la línea de ferrocarril de Ceuta a Tetuán, la concentración de población reclusa y militar, así como el aumento de la población civil y la expansión urbana de Ceuta, cuando se crea el caldo de cultivo perfecto para la transmisión masiva de esta enfermedad.
Según recoge Manuel Gordillo Osuna en su obra “Geografía urbana de Ceuta”, la epidemia de gripe de 1918-1919 provocó un aumento de la mortalidad en la ciudad hasta alcanzar más de 1.000 defunciones, con una población estimada entonces en torno a los 32.950 habitantes. Según estos datos, la tasa bruta de mortalidad general en la ciudad fue de 30 defunciones por cada 1.000 habitantes, lo que supone prácticamente multiplicar por 5 la tasa de mortalidad actual, con una población de 82.376 residentes.
Para estudiar la incidencia de esta enfermedad en la ciudad vamos a utilizar diversas técnicas y métodos historiográficos como la revisión de fuentes bibliográficas, la consulta de archivos y registros documentales y la hemerografía. De este modo vamos a tratar de cuantificar la incidencia que tuvo la epidemia gripe en la ciudad, las características epidemiológicas de los afectados, en qué momento se dieron los primeros casos, como se propagó por la ciudad y que medidas higiénico-sanitarias se pusieron en marcha.
OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN
2.1 Preguntas a resolver
Las preguntas a las que vamos a tratar de responder con este trabajo de investigación las hemos expuesto prácticamente en el resumen anterior y estarían enfocadas a conocer ¿Cuántas personas murieron por la epidemia de gripe de 1918-1919 en nuestra ciudad?, ¿Cuál era el perfil de los colectivos más afectados por la enfermedad?, ¿Cómo se propagó geográficamente la enfermedad?, ¿Cuáles eran las condiciones higiénico-sanitarias que presentaba la ciudad? y ¿Qué medidas tomaron las autoridades para luchar contra esta epidemia?.
2.2 Contexto teórico/práctico
Existen tres tipos de virus gripales, A B y C, siendo el A el principal causante de las epidemias invernales que se repiten cada año (gripe epidémica). En estas epidemias la enfermedad se transmite rápidamente afectando de un 10 a un 20% de la población general. La mortalidad oscila entre el 0,1-5% de las personas infectadas, aunque depende de la cepa gripal. El virus de la gripe A sufre cambios antigénicos mayores (shift antigénico), que originan la aparición de un nuevo virus distinto a los que han estado circulando en años anteriores. Además de estos cambios mayores, sufre mutaciones o cambios menores (drift antigénico).
Una pandemia de gripe se produce como consecuencia de la aparición de un nuevo subtipo de virus de gripe A, para el cual la población no tiene inmunidad, por lo que toda ella es susceptible. Desde el siglo XVI, se han documentado diversas pandemias de gripe, aproximadamente en cada siglo se han detectado unas tres, a intervalos de 10 a 50 años. Aunque existen importantes diferencias entre ellas, tienen la característica común de su rápida difusión, habitualmente en menos de un año se extienden a todas las zonas del mundo y causan enfermedad en aproximadamente un cuarto de la población. Durante siglo XX se han producido tres grandes pandemias gripales, todas ellas causadas por virus del tipo A, subtipo H1N1 (1918-19, gripe española), H2N2 (1957-58, gripe asiática) y H3N2 (1968-69, gripe de Hong Kong).
La mal llamada “gripe española” (también conocida como “la gran pandemia de gripe de 1918” o “la gran gripe”) fue una pandemia de gripe de inusitada gravedad. Se cree que ha sido una de las más letales, a causa de la cual murieron entre 50 y 100 millones de personas en todo el mundo entre 1918 y 1920.
Esta cifra que incluía una alta mortalidad infantil, se considera uno de los ejemplos de crisis de mortalidad. A diferencia de otras epidemias de gripe, que afectan básicamente a niños y ancianos, muchas de sus víctimas fueron jóvenes y adultos, fuertes y saludables (el 99% de las muertes ocurrieron en menores de 65 años) y animales, entre ellos perros y gatos. Muchas de las muertes fueron por neumonías causadas por infección bacteriana secundaria, pero también se dieron neumonías virales primarias.
La literatura científica sobre la epidemia de gripe en España, es bastante amplia. Como ha señalado Mª Isabel Porras Gallo (1996), la historiografía médica española se ocupó de esta pandemia por primera vez en la década de los setenta con el trabajo sobre la “Epidemia de gripe de 1918 en Benisa y comarca” de Juan J. Cardona Ivars publicado en 1973.
En la década de los ochenta destacan los trabajos locales como “La incidencia de la gripe de 1918 en la localidad de Llucmajor en la isla de Mallorca” de José Tomás Montserrat en 1982, “Enfermedad y crisis social: la gripe en Málaga (1918)” de Carrillo en 1985, ”La epidemia de gripe en 1918 en Bilbao” de Lucía Elexpuru Camiruaga en 1986, “La pandemia Gripal de 1918 en Guipúzcoa” de J. Urquía Echave en 1986 y “La mortalitat a PollenÇa a princips del segle XX” de March Bisbal y Salas Vives en 1989. Ya en la década de los noventa nos encontramos con trabajos como los de Bernabeu en 1991, “La ciutat davant el contagi. Alacant i la Grip de 1918-19”, también Rodríguez Ocaña en 1991 publica sobre la gripe en la ciudad de Barcelona, o Palazón Ferrando sobre la pandemia de gripe y sus repercusiones en la mortalidad de la provincia de Alicante.
La socióloga Beatriz Echeverri Dávila publica su tesis doctoral en 1993 sobre el desarrollo de la epidemia en el conjunto de España desde la perspectiva de la demografía histórica. Otras tesis doctorales que han tratado la incidencia de la gripe de 1918 en otras regiones españolas han sido la de F.J. García Faria “La epidemia de gripe de 1918 en la provincia de Zamora” (1991), Marta Castellón, “La epidemia de Gripe de 1918 en la provincia de Álava” (1994), Manuel Martínez Pons “La epidemia de gripe de 1918 en la ciudad de Valencia” (1995), o más recientemente J. Ignacio Astigarraga Lizundia “La pandemia de gripe de 1918 en Navarra” (2006).
Quién mejor ilustra las condiciones de vida e higiénico-sanitarias de la población de la ciudad de Ceuta a principios del siglo XX es sin lugar a dudas Celestino García Fernández en su obra “Geografía Medica de Ceuta”. García Fernández ejerce como médico titular de Ceuta desde el 19 de abril de 1871 cuando toma posesión del cargo, hasta el 18 de abril de 1908 cuando fallece, después de ocupar distintos puestos en la administración local de entonces.
García Fernández empezó a redactar este trabajo en el año 1903 cuando es nombrado miembro de la Comisión de Mataderos, Inspector Municipal de Sanidad y Secretario de la Junta Municipal de Sanidad, y lo acabó en 1906.
Previamente el autor había publicado en 1885 a consecuencia de la epidemia de cólera que afectó a la nación, su célebre “Instrucción Popular contra el Cólera”, un programa de difusión pública sobre las medidas profilácticas a tomar por la población contra esta enfermedad. También escribe “Instrucción Popular contra la difteria”, en 1886, año en el que fue nombrado Médico Honorario de Sanidad Marítima y Subdelegado de Medicina en uno de los distritos de la ciudad, cargo del que cesa en 1902. Este autor describe a la población de la ciudad entonces de la siguiente manera: “Sobre el fondo de la población civil, domina el numeroso contingente militar de su guarnición como plaza fuerte, y en el íntimo conjunto a que ambos dan lugar, se infiltra materialmente la denominada Colonia Penitenciaria, con su no escasa colección de mujeres y niños, que se mezclan con el vecindario y con el considerable número de corrigendos, que tienen concedido pase de libre circulación por la localidad”
Las condiciones higiénico-sanitarias que describe García Fernández son significativamente escasas por la falta de equipamientos y agua potable: “…la población no tiene agua corriente ni alcantarillado…”, “Las deyecciones y aguas sucias, son depositadas en los llamados pozos negros y sumideros, de paredes absorbentes, por estar construidos de piedra vana sin argamasa alguna y sin enlucido; la parte liquida de los materiales depositados en ellos, así como los gases que de los mismos se desprenden, son absorbidos por el terreno y por lo tanto, la invasión de éste por dichas substancias, se verifica en un radio que cada día y cada año aumenta en una proporción digna de preocupar el ánimo menos impresionable…”.
Cuando este autor habla de la morbilidad y las patologías dominantes entre la población de la ciudad, señala que: “En esta región son las afecciones del aparato respiratorio las más frecuentes y numerosas durante el Otoño, Invierno y Primavera y entre las mismas ocupan el primer término: Las bronquitis, los catarros de todas las mucosas y después las pneumonías. Son también frecuentísimos, los trastornos del aparato digestivo y de estos las gastro-enteritis, catarros intestinales y las diarreas sobre todo en los niños de pecho.”
García Fernández, dedica un apartado de la “Geografía Medica de Ceuta” a las causas locales de morbilidad y mortalidad más importantes, señalando que estas se distribuyen en cuatro grupos generales: el primero por la acción del clima, el segundo, la infección del subsuelo, el tercero, la falta de abundante agua corriente y el cuarto y último, el hacinamiento de las familias menesterosas.
En cuanto al primer grupo de causas ocasionadas por la acción del clima refiere: “Es más, a estas mismas circunstancias de constante humedad y moderada temperatura se debe sin duda la persistencia de las enfermedades grippales a partir de la primitiva aparición en la localidad de este padecimiento, por ofrecer aquellas circunstancias reunidas el medio más favorable a las condiciones biológicas de los gérmenes que originan el mismo, siendo por otra parte los cambios bruscos los que seguramente determinan todos los inviernos la reaparición de numerosos casos más o menos graves de dicha enfermedad.”
A las condiciones higiénico-sanitarias que presentaba la ciudad según este autor, que sirvieron de caldo de cultivo y que ofrecía un medio para la propagación de enfermedades, hay que sumar el efecto que tuvieron las características de la población de Ceuta en aquel momento. La mayor parte de la población era militar o presidiario y por lo tanto se concentraba en cuarteles o hacinados en la prisión de la ciudad.
La mayor parte de la población de la ciudad residía en la zona que va desde el Foso de las Murallas hacia el Monte Hacho. Hasta 1913 la ciudad estaba dividida en 4 distritos (de la ciudad, del mercado, de los Remedios y de la Almina), pero ante el aumento la población en la zona del Campo Exterior, se acuerda crear por el ayuntamiento de entonces el quinto distrito, que va desde las Puertas del Campo hasta los límites fronterizos.
2.3 Consecuencias y aplicaciones
Este trabajo pretende servir para conocer la incidencia en la mortalidad y las características que tuvo la emergencia sanitaria más importante que ha conocido la Ceuta moderna, y las medidas que se tomaron entonces para prevenir y combatir el virus de la gripe. La consecuencia directa, además de cuantificar a través de indicadores demográficos básicos la incidencia en la mortalidad, es descubrir la reacción de las autoridades civiles y sanitarias ante una crisis de salud pública de aquella envergadura.
Como “quien no conoce la historia, está condenado a repetirla”, este proyecto tiene como misión extraer conclusiones sobre la cadena de acontecimientos que se sucedieron en una crisis de salud pública como la epidemia de gripe de 1918-1919, en una ciudad pequeña como Ceuta, que sirvan como referentes para futuras pandemias.
En la época actual, a pesar de que el sistema sanitario es incomparable al de aquella época, la globalización, con los viajes internacionales, y el cambio climático, con las adaptaciones de vectores a otros ecosistemas hacen que la difusión de enfermedades sea un auténtico problema de salud pública.2.4 Objetivo general
a) Cuantificar la incidencia en la mortalidad de la ciudad de la epidemia de gripe de 1918-1919.
2.5 Objetivos específicos
a) Comparar la incidencia de la mortalidad por gripe con otras ciudades y regiones de España.
b) Contextualizar las condiciones higiénico-sanitarias de la población de la ciudad.
c) Describir la estructura demográfica y las causas de mortalidad más frecuentes en 1918 y 1919 en la ciudad.
d) Identificar la mortalidad por gripe según distritos censales.
e) Conocer las medidas y acuerdos adoptados por el Ayuntamiento de la Ciudad para luchar contra la epidemia.
METODOLOGÍA Y FUENTES DE INVESTIGACIÓN
Realizamos un estudio descriptivo de la mortalidad en la ciudad de Ceuta, en el periodo comprendido entre el uno de enero de 1918 y el treinta y uno de diciembre de 1919. Este trabajo se ha enfocado desde la perspectiva de los paradigmas de la Demografía y la Epidemiología Histórica, y las técnicas que hemos empleado han sido la explotación estadística de fuentes secundarias, la revisión documental y bibliográfica. El hándicap principal, que a la vez ha sido acicate parar profundizar en el tema, ha sido la profusa información y que la mayoría de las fuentes documentales son manuscritas.